Llega la noche a solas sin avisar. Entra en mi cuarto sin hablar como un susurro frĂo cae sobre mĂ brisa que esconde un huracĂĄn. Y eres tĂș, sĂłlo tĂș, me liberas y me das la luz de la noche.
Me miras, vampira, ya siento en mis venas tu palidez. Me inspiras, vampira, y caigo al abismo que hay en tu piel.
Me miras, vampira, ya siento en mis venas tu palidez. Me inspiras, vampira, y caigo al abismo que hay en tu piel. Me miras, vampira, respiras en mĂ tu inmortalidad. Me inspiras, vampira, confundes mi piel y mi realidad.